En 2010, para el catálogo de la exposición ARTe SONoro (La Casa Encendida), comisariada por José Manuel Costa con la colaboración de Abraham Rivera, escribí este texto. En él, visiblemente inspirado por el libro de Karin Bijsterveld Mechanical Sound, intentaba analizar el proceso de regulación del ruido impuesto por el Ayuntamiento de Madrid en aquella época. Basadas fundamentalmente en los mapas acústicos, las Brigadas contra el Ruido y un manual educativo, las ordenanzas de la capital por entonces no hacían sino incidir en el complejo espesor conceptual que contiene la palabra ruido. Ruido en tanto que término utilizado con un significado político y económico. Ruido en tanto que sonido que no produce valor económico ni deviene de actividades que lo producen.
Este estudio, además, se convirtió en el origen de otros proyectos acerca de las nociones de ruido y de silencio en las ciudades, como por ejemplo Ciudad Noise. Sobre este último puedes descubrir más en este lugar.
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