Esta cápsula, realizada con motivo de la exposición Dadá ruso 1914-1924 en el MNCARS en 2018, nos llevó a Coral Nieto García y a mí a plantear una historia acerca de la electricidad y el sonido en el contexto soviético de las tres primeras décadas del siglo XX.

De esta manera, a lo largo de varios capítulos y tomando como punto de partida la cita de Lenin “el comunismo es el poder soviético sumado a la electrificación del país completo”, fuimos  desplegando toda una serie de contenidos interrelacionados. El primero, el acercamiento a esa “Victoria sobre el sol” apreciada e infundada por el proyecto soviético, deseoso de matar al astro a cuenta de las bombillas y del progreso tecnológico derivado de la electricidad. Después, el zaum o lenguaje “transracional” propuesto por el poeta Aleksei Kruchenykh en 1913. Más tarde, el foco a la figura y obra de Arsenni Avraamov, siempre dispuesta a “revolucionar” también todos los aspectos de la música, que no solo concibió un sistema de 48 tonos musical, llamado “Weltonsystem” o “ultracromático”, sino que también fue capaz de sintetizar el habla humana en apenas seis elementos. Este ejercicio de síntesis extrema sentaría, además, las bases de una nueva forma de entender la música: la de los sintetizadores.

Por último, esta cápsula revuelve también en los años anteriores a la cita de Lenin. Momentos en los que Lev Termen desarrollaba su Theremin, el más famoso de los primeros instrumentos eléctricos. Y fue precisamente gracias a él que su gran amor, Clara Rockmore, se convirtió en una de las figuras claves de la música electrónica del siglo XX.

Con todo ello, esta cápsula se pretende como un viaje por varios de los más importantes proyectos sonoros de la Revolución rusa, los cuales acarrearon una producción experimental enormemente destacable dentro del compendio de los movimientos de vanguardia europeos.

*Además, y para alentar a una mayor experimentación y disfrute, los temas musicales que se incluyen se presentaron también en una segunda pista sin mezcla ni locución.